Empastes dentales

Para hacer un empaste dental, el dentista primero anestesia la zona a tratar, para que el paciente no sienta dolor ni molestias. Luego, con una fresa especial, elimina la parte del diente que está afectada por la caries, dejando una cavidad limpia y preparada para recibir el material de relleno. Después, el dentista coloca el material elegido en la cavidad, lo moldea para darle la forma adecuada y lo endurece con una luz especial. Por último, el dentista pule el empaste y comprueba que la mordida sea correcta.

El materiales que más usamos para los empastes dentales en Solución Salud es la resina compuesta o composite: es un material plástico que se adhiere al diente y que tiene un color similar al del esmalte. Es el material más estético y el más usado actualmente, ya que permite hacer empastes invisibles y conservar más tejido sano del diente.

Otros materiales menos utilizados son la amalgama de plata, el ionómero de vidrio, la porcelana o el oro.

La duración de un empaste dental depende de varios factores, como el material usado, la técnica empleada, la higiene bucal del paciente y los hábitos alimenticios o vicios que pueda tener. En general, se estima que un empaste dental puede durar entre 5 y 15 años, aunque algunos pueden durar más o menos. Para alargar la vida de los empastes, es importante acudir al dentista regularmente para revisarlos y mantener una buena higiene bucal, evitando el consumo de alimentos o bebidas que puedan mancharlos o dañarlos.

Hacerse un empaste dental no debería doler, ya que el dentista aplica anestesia local en la zona a tratar, para que el paciente no sienta nada durante el procedimiento. Es normal sentir una leve molestia o presión cuando el dentista elimina la caries o coloca el material de relleno, pero no dolor. Después del empaste, puede haber algo de sensibilidad o inflamación en el diente o la encía, que se puede aliviar con analgésicos o antiinflamatorios.

Después de un empaste dental, se recomienda esperar a que se pase el efecto de la anestesia antes de comer o beber, para evitar morderse la lengua o la mejilla sin darse cuenta. También se aconseja evitar comer alimentos muy duros, pegajosos, ácidos o calientes, que puedan dañar el empaste o causar molestias en el diente. Se debe masticar por el lado contrario al del empaste, al menos durante las primeras horas. Asimismo, se debe mantener una buena higiene bucal, cepillándose los dientes después de cada comida y usando hilo dental y enjuague bucal.